La espasmofilia no es una enfermedad, sino un estado de hipersensibilidad de los nervios y los músculos. Suele manifestarse en trastornos psicológicos y físicos en forma de espasmos. Es causada por una deficiencia de magnesio y es más probable que afecte a las mujeres. El espasmofílico también es una persona muy vulnerable al entorno que le rodea y al estrés de la vida cotidiana.
Principales síntomas de
la espasmofilia Los síntomas de la espasmofilia comienzan con la aparición de hormigueo en varias partes del cuerpo (cara, brazos, piernas) con o sin calambres musculares y mareos. Los espasmos pueden ocurrir en otras partes del cuerpo y provocar opresión en la garganta, un nudo en el estómago, colitis intestinal y contracciones del útero. En algunos casos, el dolor muscular y articular es generalizado y las mandíbulas están bajo tensión.
La espasmofilia también puede asociarse con otros síntomas como astenia (fatiga intensa), visión borrosa (párpados temblorosos), audición (zumbido) y frecuencia cardíaca rápida (taquicardia). Los trastornos del sueño, la opresión respiratoria y la depresión también son síntomas de espasmofilia. En casos extremos, el paciente está deprimido, melancólico e incluso puede tener tendencias suicidas.
Tratamiento de la espasmofilia
El tratamiento consta principalmente de 3 pasos: un suplemento de calcio y magnesio, una ingesta de oligoelementos y un tratamiento homeopático básico. En concreto, se trata de tomar primero comprimidos homeopáticos de calcio y magnesio para regular la reserva de estos minerales. A continuación, se aconseja tomar 1 dosis de Cuprum metallicum 15 CH a los primeros signos de ataque, así como 5 gránulos de Ignatia amara 9 CH al día para reducir la hipersensibilidad.
¿Cuándo consultar a un médico?
Se recomienda consultar a un médico si la condición del paciente no mejora 72 horas después del tratamiento. La recurrencia de los síntomas en un individuo recuperado también es una señal de advertencia.