La leucorrea es una afección ginecológica que afecta a la mayoría de las mujeres. Es benigno cuando es de origen fisiológico. De hecho, la leucorrea se puede observar durante el período de ovulación de la mujer, es decir, alrededor del día 15 del ciclo en general. Tampoco debe ser motivo de preocupación cuando es el resultado de la descamación vaginal.
Presentación de la patología
La leucorrea se puede clasificar en dos categorías: leucorrea patológica y leucorrea fisiológica. La leucorrea patológica, de origen infeccioso, es una afección ginecológica que debe ser tratada para evitar complicaciones. Esta categoría de leucorrea puede tener varios orígenes, como la vulvovaginitis, que es causada por hongos o bacterias como el estafilococo. La salpingitis, que es causada por enfermedades de transmisión sexual como el gonococo, también puede causar leucorrea patológica.
La leucorrea fisiológica es normal y se manifiesta alrededor de la mitad del ciclo menstrual. De hecho, el período de ovulación está marcado por la hipersecreción vaginal. También puede tener otras causas como el embarazo, la menopausia o la acidez genital. La leucorrea normal es inodora y no se acompaña de prurito ni irritación. Sin embargo, debido a los cambios hormonales, las mujeres posmenopáusicas pueden desarrollar vulvovaginitis atrófica. En las mujeres embarazadas, la leucorrea puede ser de origen fúngico.
Síntomas de la leucorrea patológica La
leucorrea patológica es causada por gérmenes. El síntoma típico que la caracteriza es la aparición súbita de secreción acompañada de trastornos funcionales. La vagina, el cuello uterino o el cuerpo uterino se infectan y desarrollan secreciones. La vulva pica y la mujer también puede sentir ardor vaginal.
La leucorrea causada por Trichomonas vaginalis es abundante, verdosa y maloliente, y la vulva tiene un color rojizo. La infección causada por un gonococo se manifiesta por la presencia de un pus de color amarillo verdoso. La infección por clamidia se caracteriza por leucorrea purulenta con metrorragia. En las mujeres posmenopáusicas, la leucorrea es purulenta y la vagina tiene una inflamación significativa.
Pueden aparecer otros síntomas secundarios, como la necesidad frecuente de orinar con una sensación de ardor al final de la evacuación de la orina. Estos trastornos se acompañan de fiebre baja, especialmente en infecciones debidas a enfermedades de transmisión sexual. Las infecciones pueden extenderse hacia el tracto genital con la presencia de dolor en la pelvis pequeña.
Tratamientos para la leucorrea patológica El
tratamiento homeopático a menudo se prescribe dependiendo de la tinción de la leucorrea. Si parece agua, está indicado Luesinum 9 CH. Si aparece como clara de huevo, se recomienda Bórax 5 CH. Pulsatilla 5 CH debe tomarse si es de color crema o amarillo. En caso de que la secreción sea amarilla y viscosa o amarilla y se manifieste de forma crónica, los remedios homeopáticos recomendados son Aletris farinosa 5 CH y Luesinum 5 CH respectivamente. Si son de color verdoso, se recomienda Mercurius solubilis 5 CH, pero si son marrones o teñidos de sangre, se debe tomar Nitricum acidum 7 CH.
El remedio homeopático también se administra en función del grado de irritación causado por la leucorrea y de su color. En caso de secreción irritante y ácida, se debe tomar Sepia 5 CH. En el caso de una secreción muy pruriginosa, amarilla y ardiente, el homeópata suele indicar Kreosotum 5 CH. Si es irritante, espeso y amarillo, Hydrastis 4 CH es muy eficaz. Si la secreción no es irritante sino de color amarillo, está indicado Pulsatilla 7 CH.
Para un tratamiento de ataque local, use un huevo de Hydrastis caléndula a la hora de acostarse y cubra el área irritada con un ungüento de homeoplasmina. En cuanto a las infecciones crónicas con una infección urinaria repetida, el tratamiento de campo consiste en utilizar Thuja: 5 gránulos de Thuja 7 CH al día o una dosis semanal de Thuja 15 CH.
¿Cuándo consultar a un médico?
Debes acudir a una consulta médica cuando estés en presencia de signos de infección como dolor en la parte inferior del abdomen, ardor y picazón. La presencia de malos olores o la pérdida de un color anormal son signos de alerta que justifican una consulta médica.